domingo, 16 de abril de 2017

Espejos y Sombras



Alguna vez Te has preguntado ¿Que hay después de la muerte? ¿Existirá un cielo o un infierno? ¿Nos volvemos fantasmas o solo dejamos de existir? En fin, independientemente de lo que creamos, me gustaría tener una respuesta. Me tortura más la idea de no tener respuesta, que arder en el infierno o vagar eternamente por el mundo. No tener la respuesta me carcome, quiero saber que hay después de esta vida. Tengo ésta duda desde mi niñez, por ello he buscado la información que me ayude a saciar mi necesidad de saber la verdad.
Me he enfrascado en la búsqueda de respuestas. He leído una buena cantidad de libros referente a lo que hay después de la muerte, esto me ha llevado días. Me ha costado varias horas de sueño, pero hasta no tener la respuesta que quiero no pienso detenerme. No importa cuantas noches de desvelo me tome, no importa que tanto me ardan los ojos de tanto leer, lo haré, con tal de tener respuestas.
Estoy convencido de que los fantasmas no existen, los descarto de mis interrogantes. La experiencia me ha llevado a no creer en ellos, a saber que su única existencia es en los historias de terror y leyendas urbanas. Con el fin de asustar o entretener a las personas, tanto miedosas como curiosas.
A pesar de tener muchas dudas, y estar surgido en un mar de preguntas en relación a la muerte, no me permito olvidar los estudios. No me seria de provecho tener todo el conocimiento de algo que me servirá cuando deje este mundo y perder el conocimiento que me sirve estando en este mundo. Debo poseer el conocimiento de ambos, conocer la verdad, como dice la biblia “La verdad os hará libre”.
Después de salir de clases me enfrasco en mi continua búsqueda de la respuesta acerca del más allá. Uno de los libros que mas me ha ayudado es < ¿Que hay más allá? > Al principio me llamo la atención por juego de palabra, pero al leerlo, puedo notar que el autor; Bernon Wuels, se hacia la misma pregunta que yo. En su libro narra cada final que nos espera dependiendo de cada una de las religiones existentes; todas tienen un final distinto, solo unas cuantas tienen el mismo final. En las ultimas paginas de su libro escribe “Con tantos finales ¿como se cuál es el verdadero? Nunca me había hecho esa pregunta, me causo intriga luego de leerla. Al final del libro escribe la frase más celebre: “Antes de buscar la respuesta máxima, debería buscar la pregunta máxima”. De esa forma concluye su libro, dejando cierta inconformidad al lector de no saber cual es la <Pregunta Máxima>. Llegue a pensar que el autor estaba loco, por la manera en que finalizo su libro. Solo cuando analice con sumo cuidado esa frase, me di cuenta que él no estaba tan loco como yo pensaba.
En las noches mi madre me prepara la cena mientras yo sigo estudiando. Yo mismo podría preparármela, pero me quedo tan absorto en mis lecturas que no me doy cuenta de la hora. Últimamente lo que prepara mi madre no es muy bueno, le echo la culpa a las pastillas recetadas por el psiquiatra. Mi madre cayó en una fuerte depresión, debido a que aun no supera la muerte de mi padre, no la culpo, ellos se amaban fervientemente. Además, despertar un día y lo primero que te topas es un cadáver durmiendo junto a ti, no es fácil de asimilar.
Después de cenar vuelvo a la lectura. Recientemente leo un libro de un autor europeo, Nosredneh Sois. Su libro El Corto Tiempo, trata en que no deberíamos preocuparnos por lo que hay después de la muerte, la muerte es solo un misterio, que lo importante es nuestro presente. Eso es lo que de verdad debe importarnos, nuestros familiares, amigos, y demás personas cercanos, con las que podemos compartir y disfrutar una buena vida en este tiempo tan corto que tenemos en la tierra.
Tal vez este autor tiene razón, tal vez lo importante sea ser como Roberto Carlos y tener un millón de amigos. Pero él nunca explica como podríamos afrontar la perdida de alguien cercano. ¿Que sucedería si solo tenemos cuatro amigos cercanos y por casualidad de la vida todos tienen un accidente automovilístico y mueren? Eso solo generaría un dolor por dentro ya que perdiste a todos tus amigos, ¿ahora quien te consolara? Así que no le veo mucha importancia tener muchos amigos. Además, de nada serviría tener una gran cantidad de amigos cuando pierdes a alguien muy cercano, todos vendrán con una cara triste, lloraran contigo, algunos te abrazaran y todos dirán la misma frase estúpida “Entiendo tu dolor”. Ya pase por algo similar, y seamos sinceros, nadie puede entender el dolor de otro, el ser humano es ignorante al sufrimiento ajeno. Entiende el dolor que la persona esta sintiendo, mas no sienten ese dolor. Esa es una gran diferencia, yo me podría acercar a un paralitico y decirle que entiendo su dolor, mas no comprendo el dolor que siente esa persona al ver a los otros caminando y corriendo.
El ser humano es muy propenso a recibir dolor en este plano terrenal, me pregunto si del otro lado también existirá el dolor. Y si es así, entonces lo único que acompaña al ser humano a todas partes es el dolor.
Mi madre toca la puerta de mi habitación, ella es la única persona que vive conmigo, por eso sé que es ella quien toca.
-    Ya me voy a dormir – escucho a través de la puerta –. Acuéstate temprano.
-    Lo haré – respondo solo para que se vaya.
-    Dulces sueños mi amor – odio su cursilería – ¿Necesitas algo antes que me vaya a dormir?
-    Si – respondo en seco –, que recuerdes que soy un hombre y me trates como tal.
No oigo respuesta, es probable que mi comentario la haya ofendido. No me gusta tratarla de ese modo, pero odio que me hablen con ese tono de niño pequeño. Los calmantes y antidepresivos la ponen en un estado de sensibilidad, por lo que no es su culpa tratarme de ese modo.
Trato de no darle importancia y sigo leyendo.
¿Que nos espera al final de todo? ¿Será como lo indican los egipcios, después de la muerte nos espera otra vida y si nos entierran con nuestras pertenecías, las tendremos en el más allá? ¿O será como nos indica el catolicismo, iremos a un purgatorio donde nuestras almas estarán en un espacio no físico donde esperaremos a ser purificados hasta que estemos limpios para ir al cielo? Sea cual sea, ambas suenan absurdas.
Con cada día que pasa mi búsqueda se vuelve cada vez más intensa, pero no me lleva ninguna parte. No consigo la información que necesito, todo esto se vuelve inútil. Hay días en los que me siento desilusionado, me siento como el rey Salomón cuando cita “Lo mas absurdo de lo absurdo, ¡todo es absurdo!”. Dicen que Salomón se volvió loco por tener tanto conocimiento, ¿qué tal si el conocimiento no fue lo que lo puso en ese estado? El conocimiento tiene un precio, ¿saber la verdad es la que te vuelve loco?
¿Qué disparates pienso?
Hace semanas encontré un libro en la biblioteca de la escuela. Recuerdo ese día, fue por un libro de matemáticas, mientras esperaba que la bibliotecaria me indicara donde encontrarlo sentí que alguien me observaba. Me volteé pero no había nadie, aun así sentía que alguien me observaba. Camine hacia el lugar donde sentía que me miraban, llegue a un pasillo de lo más normal, pero al final de todo, en la parte más oculta de la biblioteca sentía que había alguien. El bombillo de ese pasillo titilaba constantemente, sentía que algo me estaba llamando, así que fui hacia ese lugar. Encontré el libro al final de la estantería, estaba cubierto de polvo. Lo limpie, su cubierta era negra, su titulo El otro mundo, de color rojo como la sangre, me atraparon. Al tenerlo en mis manos quise llevármelo, lo encontré sin buscarlo, llegue a él como si me guiaran. Lo abrí, en la primera pagina se podía leer una frase: “Si deseas conocer el otro mundo, esté libro es para ti. Si no le tienes miedo a lo desconocido te reto a demostrar tu valentía terminando de leerlo. Pero si eres un cobarde, deja este libro en su lugar, porque das asco”. Su escritura no era muy común, parecía como si el autor estuviera molesto en el momento en que lo escribió. Su autor, Fredmyd Krug, supongo que era alemán y que no fue muy famoso, porque no encontré nada acerca de él. Todo un desconocido.
Comience a leer el libro, su contenido resulto ser fuerte y sin censura. Habla de que todos los seres humanos somos iguales, solo nos interesan las cosas materiales. Aunque digamos que no nos importan esas cosas, mentimos, siempre estaremos interesados en el dinero, casas, carros, las mejores parejas y otras cosas más. Mayormente nos preocupamos por nuestra felicidad, alegamos que ayudamos a otros por solidaridad, pero cuando necesitamos un favor del que ayudamos y éste se niega, le sacamos el favor en cara. Así que no importa si eres bueno o malo, igual serás alimento para los gusanos el día que mueras.
Creo que muchos se ofenderían al leer algo como esto, pero yo no soy de esa clase de personas. Así que seguí leyendo, no he podido parar de leerlo. He intentado dejar de leerlo, incluso me pongo a leer otros libros, pero termino en esté. Como si sintiera la necesidad de leerlo.
Otra parte de su contenido narra que nuestras almas pueden ir a cierto lugar, si fuiste rudo en esta vida, alguien dispuesto a lograr sus ideales sin importarle los demás, en el otro mundo tendrás poder; si fuiste un debilucho que se preocupaba por otros, no servirás ni como migaja para los perros. ¡Un momento! Esto no lo entiendo ¿a qué se refiere con eso de las migajas? ¿Acaso al morir nuestras almas serán alimento para alguien? Sinceramente esta parte no la entiendo. El titulo del siguiente capitulo es “Como llegar al otro mundo”, suena interesante, pero lo dejare para mañana.
Veo la hora y son las once de la noche, así que creo que ya es hora de ir a dormir. Pero no será tarea fácil, mi mente sigue despierta. Sigo en la búsqueda de respuestas, así que conciliar el sueño será algo difícil esta noche.
Luego de dar vueltas en la cama estoy apunto de dormirme, mis parpados comienzan a cerrarse. Cuando escucho un sonido, como si tocaran mi puerta.
-    ¿Quién? – pregunto esperando que mi madre responda. Busco el celular y veo que son la una de la madrugada.
Entonces me doy cuenta, es imposible que sea mi madre. Ella debe estar dormida desde hace horas gracias a las pastillas para dormir. Pienso que tal vez son los ratones que vagan por las gavetas de mi peinadora y confundí ese sonido con el de la puerta. Es lo más probable. Si, de seguro es eso. No debería pensar en tonterías. Así que vuelvo a buscar el sueño. Me acobijo fuertemente, no por miedo sino para calentarme en esta noche tan helada.
Vuelvo a escuchar un sonido, por un momento dudo, pero estoy seguro ese sonido es el de la puerta. Mi madre esta durmiendo, la otra habitante en esta casa, así nadie debería estar tocando mi puerta. Me dejo de tonterías y me levanto, abro la puerta y no veo a nadie. Ahora es más seguro mi idea de los ratones teniendo aventuras en mis gavetas. Tal vez escuche mal, es posible que mi mente este jugando conmigo por leer tantas cosas de la muerte. La mente es el peor enemigo de uno mismo.
Me vuelvo a acostar, siento que el frió aumenta, es tanto que siento escalofríos por mi cuerpo. Que estupidez no debí levantarme, he perdido el sueño que tenia. Veo que será difícil dormir. Me levanto para ir al baño, donde mi madre guarda las pastillas para dormir, de esa forma solucionar mi problema de insomnio.
Abro la consola para buscar las pastillas y las agarro. Saco una, la dejo en mi mano y cierro la consola. Me volteo bruscamente, estoy seguro que vi algo, no estoy tan seguro, pero creo haber visto algo o alguien. Pero no hay nada, estoy solo, no hay nadie a parte de mí en el baño. Supongo que debe ser mi imaginación, no había nada detrás de mí. Será mejor que deje lo tonto y me comporte como un hombre.
Voy a la cocina y me sirvo un vaso de agua para pasar la pastilla. Me relajo un poco, pienso en lo que me pareció ver en el espejo. Me pregunto a que se deberá eso, será que me estoy volviendo loco o estoy consiguiendo la respuesta a mi pregunta máxima. No, para nada. No debería sacar ese tipo de conclusiones así de fácil, debo descansar, eso me ayudara a pensar mejor.
Entro a mi habitación buscando mi celular. Busco en el navegador <consecuencias de no dormir>. Encuentro varias datos que me parecen interesante: Ansiedad, riesgo a tener un accidente, menos atractivo físico, pérdida de tejido cerebral, menor concentración y pérdida de memoria, alucinaciones y muchas más. La que más me llama la atención es las alucinaciones, de seguro estoy pasando por eso y esa es la razón por la que vi algo en el espejo. Sabia que no debía apresurarme a sacar conclusiones ilógicas, es por culpa de la falta de sueño que me hace ver cosas.
Me alegra saber que no estoy loco, solo necesito dormir bien y estaré como nuevo. Me envuelvo otra vez en la sabana y espero que la pastilla haga efecto.
Me siento débil, mi cuerpo ya se esta relajando. Esto de estar imaginando cosas se debe a que estoy pensando en mucho durante el día, mi cerebro sigue así trabajando, y por estas leyendo temas relacionados con la muerte, mi mente me hace imaginar ese tipo de cosas. Lo mejor será relajar mi mente y descansar.
Tock-Tock.
¡Otra Vez! Escucho un sonido, pero no proviene de la puerta ni de las gavetas, es como si golpearan mi espejo. Me levanto y enciendo la luz. Siento que me va a dar un infarto, mi cuerpo se paraliza, no puedo creer lo que veo. Algo extraño esta en el espejo, no es un reflejo ni nada por el estilo, es algo dentro del espejo, es la misma cosa que vi en el baño. Me cubro con la sabana, estoy asustado, esto no es una alucinación es real.
¡Esto no esta pasando! ¡Es imposible lo que acabo de ver! Los monstruos y fantasmas no existen, yo lo comprobé. ¡Ellos no existen! ¡Se trata de un sueño!
Me quito la sabana para ver hacia el espejo. Esto es una gran estupidez, no sé por qué lo hago, es la falta de sueño que me hace ver cosas. ¡Lo sabia! No hay nada, todo fue una broma de mal gusto hecha por mi cerebro. Soy alguien razonable, aprendí a que esas bobadas existen únicamente en fabulas.
Por el susto, siento que las pastillas para dormir ya no harán efecto. Pienso en los calmantes de mi madre, tendré que ir al baño otra vez. ¿Por qué tengo miedo? Nada de eso que vi es real, todo es parte de mi imaginación. Debo pensar con lógica.
Me levanto de la cama y me dirijo al baño. Primero tengo que pasar por la cocina, veo el microonda, me doy cuenta que este tiene algo de reflejo, así que miro a otro lado. Es algo bobo lo que acabo de hacer. Llego al baño, abro la consola y busco los calmantes. Agarro uno y me lo tomo inmediatamente.
Me dirijo a la puerta para salir.
Tock-Tock.
Me detengo en seco, mis rodillas tiemblan.
-    ¿Por qué te vas? – escucho detrás de mí –. Vamos a jugar.
Me volteo, lo veo. Ojos azules, una sonrisa de dientes naranja, mechones de cabello gris salen de lo que parece ser una capucha.
-    ¿Quién eres y qué quieres? – pregunto despavorido por el terror.
-    Solo soy un amigo y quiero jugar contigo aquí.
-    Tu no eres mi amigo y nunca lo serás – siento que agarro algo de valor.
-    ¿En serio? – pregunta él –. Pensé que éramos amigos, ¿te he acompañado por tanto tiempo y así me lo agradeces?
¿Todo este tiempo? ¿A cuanto tiempo se refiere? Ahora más que nunca estoy aterrado, mi corazón late tan fuerte que siento que me va a perforar el pecho.
-                       ¿Qué pasa? – pregunta el monstruo –. Necesitas una mano – dice extendiendo su mano hacia mi.
-                       ¡Nooooooo! – grito fuertemente.
Agarro la crema dental y la lanzo contra el espejo, el cual se quiebra en pedacitos. Salgo del baño y me dirijo al cuarto de mi madre, me detengo en seco, la perilla de la puerta esta a centímetros de mi mano. Mi madre ya tiene muchos problemas ¿en serio la quiero despertar por esto? Se que puedo salir de esta situación, no debo molestarla. Además, si no se despertó por el grito que acabo de pegar, no se levantara si toco a la puerta. Lo mejor es dejarla en paz.
Regreso a mi habitación, me acuesto en mi cama y  me arropo. Trato de calmarme, estoy muy alterado. Que irónico, fui por un calmante y termine atareado. Esa cosa solo parece en los espejos, si no lo ignoro desaparecerá.
-                       ¿Por qué te asustas? – escucho afuera –. Yo solo quiero darte la respuesta que necesitas.
Es muy probable que esa cosa tenga la respuesta, y de seguro su forma de dármela sea matándome. Aunque deseo la respuesta, mi deseo no es averiguarla adentrándome en la muerte. Deseo conseguirla estando vivo.
-                       Déjame en paz – mascullo –. Ya no la quiero.
-                       Yo se que la quieres, no te hagas el duro.
Esta cosa no me dejara en paz, existe la posibilidad que la única manera de acabar con este ser sea quebrando los espejos, pero no puedo seguir con  la matanza de espejos. Ya quebré uno, y tendré muchos problemas cuando mi mamá se entere de eso por la mañana.
Así que será mejor que empiece a ingeniar un plan. Resulta difícil con esa cosa hablándome y riéndose a cada rato.
Agarro la sabana y cubro el espejo.
-                       ¿Qué pasa? – dice la cosa - ¿Qué haces?
Empujo la peinara hacia la sala, lejos de mi habitación. Es algo pesada, y esa cosa no deja de insultarme. Esta molesta por que la estoy sacando de mi habitación. Si logro alejarme de este bicho raro, de seguro podre dormir y esta pesadilla terminara.
Lo logro sacar de mi habitación, tan lejos que no lo pueda escuchar hablar. Regreso a mi cama y me acuesto, de seguro ya podre dormir. Ya empiezo a sentir paz, solo necesitaba deshacerme  de él o eso; lo que sea, ya no me importa. Ya me siento libre y sin miedo. Lo único que me preocupa es el frió, deje mi sabana cubriendo el espejo. Por alguna razón pienso que si cubro el espejo ese monstruo se quedara cautivo y ya no podrá atormentarme.
Trato de relajarme, ignorando todo lo que ha sucedido. Sigo sin entender como ese monstruo llego a mi espejo, es más, sigo sin creer que lo que acaba de suceder es real. Quiero creer que es un sueño esto que esta pasando, que solo es una pesadilla y mañana cuando salga el sol todo habrá terminado. ¿De verdad estoy viviendo esto o es que la cena me cayo mal y estoy teniendo una pesadilla? La interrogante me esta consumiendo, tanto que siento que no puedo respirar ¡No puedo respirar!
El aire no esta entrando, algo me asfixia. En mi cuello hay unos dedos estrangulándolo, quiere matarme. Es esa cosa, ha escapado del espejo, ¿Cómo?
-                       Duerme – le oigo susurrarme al oído.
Por un momento fugaz se me ocurre algo. Pincho sus ojos con mis dedos pulgares, éste ser me suelta y con mucho esfuerzo lo empujo hacia fuera de la cama. Trato de recobrar el aire, pero solo consigo exasperarme más de lo que ya estoy. Oigo como se levanta, siento uno de mis libros cerca de mí, así que lo agarro y lo zarandeo de un lado a otro. Todo a mí alrededor es oscuridad, por eso no lo veo, pero siento el golpe cuando logre acertarle.
Me despierto bruscamente de un brinco. ¿Fue un sueño? Si así fue, debo admitir que fue muy real. Me duele el cuello, me cuesta moverlo de un lado a otro ¿si todo fue un sueño por qué me duele? ¿Qué esta pasando, me estoy volviendo loco?
Busco el celular y veo la hora, son las tres y media de la madrugada. No falta mucho para el amanecer, pero ¿Quién me asegura que todo terminara al amanecer? Existe la posibilidad que ese monstruo me siga asechando en la mañana, o que vuelva otra noche ¡QUIERO QUE ESTO SE ACABE!
Enciendo la luz de mi habitación, la peinadora sigue afuera, es un alivio para mí. Esa cosa dijo que lleva noches observándome, pero ¿cuanto tiempo lleva observándome? Lo más importante es saber lo que trajo a esa criatura. Sabe de mi búsqueda, me ha estado observando desde los espejos –Aquí – dijo en el baño. ¿Dónde es aquí? ¡Los espejos! Otro Mundo.
Agarro el libro, lo conseguí de una manera sospechosa, y cuando lo tengo en mis manos me siento distinto, débil. Tomo mi celular y enciendo la linterna, apago la luz de mi habitación y salgo a la sala a enfrentar a esa criatura.
La sala esta oscura, si no fuera por la linterna no vería nada. Alumbro a la peinadora y me dirijo hacia la peinadora, sigue en su lugar cubierta por la sabana. Extiendo mi mano para quitar la sabana, mi mano tiembla descontroladamente. Quito la sabana y alumbro el espejo, no hay nada. Veo mi reflejo, mi cuello esta rojo, tiene marcas de dedos. No fue un sueño.
-                       ¿Buscas a alguien? – escucho una voz rustica, llena de rabia queriendo sonar bromista. Alumbro hacia mi cuarto, lo veo parado en la puerta de mi cuarto –. Disculpa, el inquilino acaba de salir a resolver un asunto, vuelve en cinco minutos jajajja.
Esa cosa se dirige hacia mí, quedo frió, inmóvil. Me agarra por los hombres y me estrella contra la pared. Empieza a ahorcarme, sigo sin reaccionar. A pesar que mi muerte esta cerca, mi cuerpo sigue inmóvil. Siento que pierdo mis fuerzas, cada vez aprieta con más fuerza mi cuello. ¿Será posible que esta cosa robe mis fuerzas? Entonces sus intenciones no serian matarme, no aprieta con la suficiente fuerza como para matarme. La linterna alumbra sus ojos, cada vez se vuelven más azul. Vuelvo en mí y lo golpeo con el libro, la cosa retrocede, aprovecho que baja la guardia y lo vuelvo a golpear. Se cubre la cabeza y golpeo sus brazos. Con un libro no podre acabar con él. Estoy cerca de la cocina, ¡Un cuchillo! es lo que necesito para acabarlo.
Me dirijo hacia la cocina, pero esa cosa me agarra de un pie y caigo al suelo junto con lo que llevo en mis manos. Eso se arrastrarse hacia mí, lo pateo en la cara y me suelta. Me levanto y voy a la cocina. Agarro un cuchillo, mis manos tiemblan, no sé a que se deban, ¿miedo, adrenalina, frió? La linterna aun alumbra, gracias a ella veo a esa cosa  acercase. Viene hacia mí con una sonrisa, mostrando sus dientes anaranjados.
-                       No te han dicho que no debes jugar con cosas que te puedan hacer daño.
-                       Retrocede o te… matare – digo titubeante.
-                       ¿Por qué no mejor me das ese cuchillo y todo quedara en paz?
Entiendo el juego de palabra que hace
-                       Tu solo quieres matarme
-                       ¡Oh! ¡WOW! – exclama –. Suena tentador, pero te necesito.
¿Me necesita? Eso suena aun más aterrador.
Lo veo acercarse a mí, lanzo una puñalada, pero no le doy a nada, únicamente al aire. La criatura me golpea por la espalda, haciéndome caer al piso. La linterna se acaba, todo queda a oscuras.
-     Es tu fin.
Que forma tan trillada de morir, en la oscuridad, sintiendo frió. Algo cae en mi cara, esta tibio y viscoso. Mis ojos me arden, es un ardor muy fuerte. No creo que sea buen momento para llorar, o tal vez si, voy a morir. Veo mi muerte, es lamentable, sin mucho dolor, y solitaria. Veo como este monstruo aprieta mi cuello, veo como la sangre que brota de su nariz cae en mi cara. ¡Veo! ¡Puedo ver en la oscuridad! Veo a la criatura, esta encima de mí.
Su sangre violeta me sigue cayendo en la cara, es asqueroso. Lo bueno es que vuelvo a sentirme con fuerzas.
¡¡¡Se acerca!!!
Trato de contener a esta criatura, su sangre cada vez me da más fuerza. Aun así no soy rival para este monstruo, me comerá antes de que recupere mi fuerza, debo hacer que sangre más. El cuchillo debe estar cerca, se me cayó cuando me empujo. Con una mano alejo su boca de mi cara y, con la otra, busco el cuchillo. Siento algo, es solo el libro.
Esta criatura fue traída gracias a este libro, no sé como hizo para materializarse, es posible que se estuviera alimentando de mí. Ya no importa, si el libro quien lo que lo trajo, será el libro quien se lo lleve. Golpeo con el libro a la criatura justo donde esta la sangre, provocando que chille como un cerdo. Aprovecho para quitármelo de encima.
Cae al piso retorciendo, me monto sobre él. Ahora se invierten los papeles. Abro el libro y lo pongo en su cara para que se llene de más sangre, éste ser chilla como un cerdo nuevamente. Cada vez se retuerce más y más. Ya no se mueve ¿estará muerto? Me le quito de encima, su rostro se ve quemado, ahora esta peor que antes. Veo el cuchillo, de seguro que si se lo clavo al libro seré libre de este tormento.
Me agacho para recoger el cuchillo. Caigo al suelo bruscamente, volteo y veo que la criatura me esta agarrando de la pierna. No puedo creer que aun tenga tanta fuerza.
-     No lo harás – me muerde la pierna.
Dejo escapar un grito de dolor, sus dientes me abren una herida en la pierna. Agarro el cuchillo y lo clavo en el libro. El monstruo deja de morderme, lo que me permite escabullirme lejos de él. Me mira directamente a los ojos, de su boca chorrea algunas gotas de sangre.
-     Nos volveremos a ver – dice antes de desaparecer.
Voy al baño a limpiar mi herida, la limpio con alcohol para que no se me infecte, al finalizar la vendo.
A la mañana siguiente tuve que explicarle a mi mamá como se había quebrado el espejo. Le mentí diciéndole que me tropecé y lo quebré, de ahí que tenga una herida en la pierna. Ella se preocupo, pero le asegure que todo estaba bien.
Después de eso tome todos mis libros relacionados a la muerte y los bote, dejando atrás mi búsqueda.
El único libro que no bote fue ese libro maldito, en vez de desecharlo como los otros lo enterré en el patio. Así nadie podrá encontrarlo, no estoy seguro que esa cosa siga viva, pero es mejor prevenir que lamentar. Ya nadie será atacado por esa criatura de otro mundo. Aunque no dejo de pensar que hay más formas de estar en contacto con ese otro mundo, tal vez los espejos era el medio que usaba el monstruo que me ataco. Incluso pienso que debe haber más libros por ahí escondidos esperando que un incauto lo encuentre.
La experiencia que viví no fue gratificante, sino fuera por la herida en la pierna aseguraría que todo fue un sueño, pero no es así. Todo fue real, los monstruos existen y nos observan.