Un aventurero, una suicida y una historia sin sentido
Desde
que era niño el mundo siempre me pareció un lugar aburrido, siempre lo vi como
el parque de diversiones más aburrido del mundo. La vida consistía en lo mismo,
levantarse temprano para ir a la escuela, convivir con familiares y amigos, ir
a la universidad, graduarse, trabajar, ganar dinero, casarse, tener hijos,
mantener una familia, llegar a viejo y al final sentarse en una silla pensando
en lo aburrida que fue nuestra vida. Morir sin haber logrado algo que sea
recordado por los años, algo por lo cual estar en los libros de historias,
simplemente ser alguien más que pasó por esta vida.
Ese
era mi pensamiento de niño, era un niño imaginativo. Soñaba con que mi vida
fuera como un comic, un manga o alguna película de acción. Tanto era mi deseo que
incluso llegue a amarrarme toallas a mi cuello imaginando que eran capas. Dejé
de usar capas cuando me fracture el brazo al lanzarme de una altura de dos
metros pensando que podía volar.
Cuando
pase por la adolescencia mis ideas cambiaron, me levantaba en la mañana y
recorría toda la cuidad en bicicleta pensando que tal vez encontraría una
aventura, me metía en lugares abandonados creyendo que encontraría fantasmas,
pero al final nunca encontraba nada. Con el pasar de los años mis ocurrencias
terminaron y me deje llevar por esa corriente de aburrimiento por la cual nos
arrastra la vida.
Pero
todo cambio cuando conocí a la chica del puente.
En
mi último año de bachillerato me encontraba en una etapa de aburrimiento
absoluto, mis días se habían vuelto tan monótonos y trillados que me provocaba
colgarme de un árbol con un letrero que dijera “Esta es mi forma de saltar la
cuerda”. Quería conservar mi sentido del humor hasta el final. Eran tan
aburridos mis días que en ocasiones me dormía en clase, aunque pensándolo bien
todos se duermen en clase.
Lo
único que quería era tener una aventura, resolver un crimen, ir a un rio y
descubrir un cadáver, impedir un ataque terrorista o fugarme con una miss
universo. Así que un día decidí faltar a clases, agarrar mi bicicleta, una
mochila con comida, algo de ropa y recorrer la ciudad.
En
la mañana no paso nada interesante, solo
estuve pedaleando sin parar y una anciana casi me atropella al pasarse un
semáforo en rojo. Lo que hizo preguntarme ¿por qué dejan que personas tan mayores
sigan manejando? en serio, son un peligro para la sociedad. Al medio día
encontré un lugar donde pude almorzar bajo la sombra de un árbol. La tarde
también se estaba volviendo aburrida, lo único divertido que hice fue ayudar a
un sujeto a cambiar el neumático de su carro, aunque en realidad lo cambie yo
solo porque ese hombre se sentó a observarme. Cuando ya estaba oscuro me di
cuenta de que nada iba a pasar y que lo único que había hecho era perder el
tiempo. Decide tomar una avenida para llegar más rápido a mi casa. Por esa
avenida se encontraba el puente que se conectaba con la ciudad vecina, cuando
pase cerca de el vi a una chica al otro lado de la baranda con intensiones de
saltar.
Frene
de a golpe, miré a mi alrededor y me sorprendió que no pasara ni un vehículo.
Por un momento me quede inmóvil sin saber como actuar, estaba presenciando un
intento de suicidio. Yo estaba buscando una aventura, pero no pensaba que algo
así pudiera ocurrir. Respire profundo y pedalee a toda velocidad hasta la chica.
Me detuve a unos escasos metros de ella, me bajé de la bicicleta y camine
lentamente hacia ella. Ella volteó y se me quedó mirando. Era una chica
hermosa, eso me pareció raro porque las chicas hermosas casi siempre son
felices, reciben la atención de todos y con picar el ojo lo consiguen todo.
-
¿Me vas a ayudar o eres un morboso que se emociona con la
muerte de otro?
Las
palabras de la chica me hicieron recordar porque me había acercado a ella.
-
Vengo a ayudarte.
Ella
resopló y miró hacia abajo, eso me asustó porque pensé que se lanzaría sin
dejarme hablar. Sabía que tenía que decirle algo ingenioso, pero siempre fui
malo con las palabras.
-
¡Por fin! – grito la chica - ¿Dirás algo como que la vida es
hermosa y vale la pena vivirla?
Siendo
sincero no entendía a esa chica, tenía pensado lanzarse del puente pero a la
vez me pedía que la ayudara. Definitivamente las mujeres son complicadas y
difíciles de entender. No tenia tiempo que perder así que dije lo primero que
vino a mi mente.
-
Realmente considero que la vida es aburrida y monótona.
-
¿Y con eso me quieres salvar?
-
Bueno, tal vez no soy muy bueno en esto… pero, desde hace
años he querido tener una aventura y ahora mira, te encontré.
-
¿En serio? ¿Quieres salvarme para solo tener una aventura
conmigo? Eres un degenerado.
Como
dije, nunca fui bueno con las palabras.
-
No me refiero a esa clase de aventura, no quiero tener una
ventura contigo; a menos que tú quieras tener una – ella me miró con desdén, no
era el momento de bromear -. Lo que quiero decir, es que sueño con hacer algo
extraordinariamente extraordinario y ahora estoy aquí para salvarte, salvar una
vida es algo heroico.
-
¿Y que harás si decido lanzarme?
-
Saldré en los periódicos y la televisión preguntando ¿por qué
no pasaba un vehículo en la avenida más transitada de la ciudad en la cual
ocurren accidentes automovilísticos dos veces al mes a altas horas de la noche?
Mi
comentario la hizo reír, yo también reí. Me acerque y la ayudé a pasar la
baranda. Lo más inteligente que podía hacer era llamar a la policía,
preguntarle donde vivía o por qué quería saltar, pero en vez de eso la lleve a
mi casa.
Antes
de salir en busca de una aventura le había dejado una nota a mis padres
explicándoles porque llegaría tarde ese día. Porque tenía que estudiar para mis
exámenes, Dios bendiga la inocencia de mis padres.
Llegamos
cerca de la media noche, entramos silenciosamente hasta que la bicicleta me cayó
en el pie cuando traté de cerrar la puerta. Rápidamente le señale mi habitación
a la chica y ella corrió como si huyera de la policía. Mi padre salió asustado
y con un desodorante en spray en la mano, esa arma solo ayudaría si entrara un
ladrón con el ala muerta. Al ver que era yo
volvió a la cama. Guarde la bicicleta y fui a mi habitación.
La
chica misteriosa estaba sentada en mi casa observando toda mi habitación. No
entendía que estaba buscando, me quite mi mochila y saque un paquete de galletas
rellenas de vainilla. No entendía muy bien a la chica, pero deduje que tenia
hambre y si ella no tenia hambre yo si tenia. Efectivamente si tenia hambre
porque cuando abrí el paquete empezó a comer.
-
¿Tienes una colchoneta? – me preguntó al terminar el paquete.
Fue
cuando entendí la razón por la que estaba mirando toda mi habitación, buscaba
una colchoneta o algo donde pudiera dormir. Se me ocurrió irme a dormir al
mueble de la sala, pero si mis padres me veían en ese lugar seria un problema.
Podría suceder que la corrieran a la calle, llamaran a la policía o que mi
madre me castrara. Así que no había más remedio que dormir en la misma
habitación.
-
Dormiré en el piso – sugerí.
-
Eso no me hace estar más tranquila.
-
¿Por qué?
-
Me siento incomoda durmiendo en la misma habitación con un
chico que quiere una aventura y trae a una chica desconocida a su casa.
-
Yo me siento incomodo durmiendo en una chica que tiene
tendencias suicidas.
-
Yo me siento incomoda durmiendo con un chico que en contra de
mi voluntad me pueda desnudar y tomarme fotos para ganar dinero.
-
Yo me siento incomodo durmiendo con una chica que me puede asfixiar
con una almohada mientras duermo.
-
Yo me siento incomoda durmiendo con un chico que me puede
amarrar a la cama y tratar de hacerme algo al estilo 50 sombras de Grey.
-
Yo me siento incomodo durmiendo con una chica que me puede
sacar los órganos mientras duermo y venderlos en un mercado negro.
Después
de eso nos reímos como si fuéramos dos viejos amigos que se conocen de toda la
vida. No entendía como alguien con un gran sentido del humor pensara en
terminar con su vida. Me le quede mirando esperando comprender sus acciones,
pero no conseguí nada. Saque la conclusión de que las personas son como las
casas, por fuera se pueden ver espectaculares y hermosas, pero por dentro
pueden estar desordenadas y sucias. La única forma de saberlo era entrando.
Pero no quería preguntarle nada.
-
¿Quieres saber por que quería saltar del puente? – pregunto
ella al ver que me le había quedado mirando.
-
A menos que la respuesta sea que tienes el poder de volar y
necesitabas un lugar alto para desarrollarlo mejor, realmente me interesaría
saber la historia, de no ser así no quiero saber.
-
Eres un niño.
-
Este niño te salvó la vida.
Nos
volvimos a reír. Apague las luces, agarre una almohada y me acosté en el suelo.
-
Buenas noches – dijo ella -. Espero amanecer con mi ropa
puesta.
-
Buenas noches. Espero amanecer vivo.
El
suelo se sentía frío por las mañanas, pero era ese frío disfrutable. No me
quería levantar, quería pasar todo el día ahí, o hasta que el suelo dejara de
sentirse frío. Pero algo interrumpió mi descanso gélido, sentía como una
presencia que me observaba. Abrí un ojo lentamente, y efectivamente si había
alguien observándome. Acostada en el borde de la cama, observándome como una
acosadora por excelencia, estaba esta chica con sus ojos saltones. Abrí mi otro
ojo y sostuvimos una lucha de miradas la cual perdí porque ella no parpadeaba,
comenzaba a pensar que se había muerto en esa posición. Estiré mi mano para
comprobar que siguiera viva, doble mis dedos dejando el índice y el grosero
extendidos para empujar suavemente su cabeza. Pero cuando estuve cerca ella
golpee mi mano como si tratase de matar un zancudo. Mi mano quedo ardiendo.
-
¿Se puede saber que intentas hacer?
-
Estoy concentrando mi “cosmos” en la punta de mis dedos para
hacer explotar tu cabeza.
-
¿Por qué no usas tu “cosmos” para madurar?
-
¿Por qué tú no aprendes a decir oraciones que no sean
solamente preguntas?
-
¿Por qué no…?
Su
pregunta quedó inconclusa cuando escuchamos la puerta, alguien trataba de
entrar. Me levante de un brinco en dirección a la puerta, me quite la franela y
se la lancé en la cara a la chica preguntona. La puerta se estaba abriendo con
suavidad, mi madre siempre la abría así en las mañanas para no despertarme
bruscamente. Detuve la puerta escondiéndome detrás de ella. Mi mamá pegó un
brinco del susto.
-
Que bueno que ya estés despierto – dijo mi madre después de
pasar el susto -. Ya me voy al trabajo, tu desayuno esta en la mesa.
-
Gracias mamá.
-
¿Por qué empujas la puerta? Te veo como nervioso.
-
Es que estoy completamente desnudo.
-
¡Ah! Entiendo. Bueno, me marcho.
-
Adiós.
Cerré
la puerta y solté un suspiro tan largo como para inflar un globo. Di media
vuelta y me senté en la cama, nuevamente sentí una presencia que me observaba.
Ahí estaba ella, con sus ojos sobre mi y mi franela en su mano. Era más que
obvio que se había enamorado de mi, desde joven he tenido un gran físico, mi
franela tenia impregnado mi olor a hombre, y además era el héroe que le había
salvado la vida. Esas razones eran suficientes para que ella cayera perdidamente
enamorada de mí. Me acomodé en la cama con una pose sexy, sonreí mostrando los
dientes, estaba creando un ambiente.
-
Deja de suponer idioteces – dijo con brusquedad -, necesito
darme un baño.
-
Ah…eh…bañarte…oh si, si claro, me lo suponía. El baño se
encuentra pasando la cocina.
Me
sentía avergonzado por mis pensamientos impuros, realmente dejaba volar mi
imaginación de una manera que no ayuda en nada. Mis pensamientos reflexivos
tenían interferencias, giré a un lado y ahí estaba ella mirándome con frialdad.
Me le quede mirando esperando conseguir respuesta, pero también soy malo para
entender el comportamiento humano, y es ultra difícil entender a una mujer.
-
¿Acaso quieres que me desnude al frente tuyo y camine desnuda
por la casa?
-
Sinceramente lo siento, yo no… - no supe que decir.
Salí
de la habitación, busque una toalla y me devolví para entregársela a la
gritona. Abrí la puerta y ella estaba sin su blusa, así que sus sostenes
estaban al aire libre. Su cara se puso roja, no estaba seguro si era de la
vergüenza o del enojo, tal vez un poco de ambas. Ella agarro su blusa y se tapo,
se que me dijo algo, pero mi oído dejo de funcionar cuando ella grito
<FUERA> tan fuerte que hasta un sordo podría escucharla.
Me
quede sentado afuera de mi habitación como un perro guardián, esperando
estoicamente a la salida de lo que podía ser mi verdugo. Ella salió con una
mirada que incluso intimidaría a un Pitt Bull con rabia. Me levanté para
guiarla al baño. Si las miradas mataran ella me hubiera evaporado con su
mirada.
-
Debo admitir que estoy completamente avergonzado…
-
Si sigues hablando te arrancare la legua.
-
Fomentando el amor, eso es bueno – Y me callé para no perder
mi lengua.
Escuché
caer el agua de la regadera, no había necesidad de que yo estuviera sentado
afuera del baño esperando a esa chica, pero mi sexto sentido me decía que me
quedara. Tenía muchas cosas que pensar, tenia que ir a clases, pero no podía
dejar sola a esta chica. Si la dejaba sola en la casa podía suceder que ella
nos robara, y si la dejaba en la calle podía volver a atentar contra su vida. Miedo,
un joven que soñaba con aventuras tenía miedo. Dicen que alguien con valor no
es aquel que no tiene miedos sino aquel que a pesar de todos sus miedos los
enfrenta.
El
sonido de la puerta arruinó mi extraordinario pensamiento filosófico salvador
de mundos. Me levanté para asomarme a ver quién era, y entrando por la puerta
era mi maravillosa madre. Por un momento pensé en ir a distraerla, pero la
regadera estaba abierta y anteriormente le había dicho que estaba desnudo,
nadie se desnuda para abrir la regadera, luego ponerse un pantalón para ir por
la casa para después volver a desnudarse para bañarse, esa rima no fue
planeada. Así que mi única opción era meterme en el baño. Entre al baño con los
ojos cerrados para evitar problemas con “miss problemática”.
-
¿Qué haces aquí?
-
Cállate, mi mamá volvió, así que guarda silencio.
Estar
escondido en un baño es una cosa, pero estar escondido en un baño con una chica
desnuda es algo completamente distinto. Por más heroico que traté de ser,
seguía siendo un hombre, además que el agua también caía sobre mi cuerpo
elevando más mis pensamientos. Ya la había visto en ropa interior, solo con
pensar en eso deseaba voltear para dar una miradita. Gire solo un poco mi
cuello cuando inmediatamente sentí su cuerpo en mi espalda, eso se estaba
volviendo una película para adultos, mi corazón iba a explotar de la felicidad.
-
Si llegas a voltear te matare de la manera más dolorosa para
un hombre.
Trague
saliva profundamente, mi escena romántica con una chica a mi espalda se había
vuelto una película de terror donde el asesino se pone en tu espalda para
matarte. Mi cuerpo se entumeció del miedo, estaba seguro que lo último que
vería antes de morir no iba a ser un cuerpo desnudo sino la cara de la niña del
aro cuando sale del televisor.
-
¿Puedes creer que olvidé unos papeles importantes de la
oficina? – aunque quería responderle a mi madre, mi cuerpo no reaccionaba -. No
dures tanto en el baño o llegarás tarde a clases.
Debieron
pasar dos minutos antes de que mi cuerpo se moviera por una fuerza externa que
me sacó del baño tan bruscamente que debió mover unos cuantos huesos en mi
espalda. Busqué algo de ropa y una toalla para cambiarme en la habitación de
mis padres, quería evitar mas problemas con Tarzana reina de las monas.
Fui
a la cocina para desayunar, iba a pasar un buen rato comiendo para no toparme
durante un largo tiempo con esa fémina con fuerza de hombre. Pero me detuve al
darme cuenta que ella tampoco había desayunado, así que comí solo un poco y
deje más de la mitad para ella.
Antes
de entrar a mi habitación toqué la puerta, era algo realmente humillante tener
que tocar para poder entrar en mi propia habitación. Esa chica tira por el piso
la frase “Como perro por su casa”, que fastidioso era todo aquello. Espere a
que me diera permiso para entrar, por precaución entré como un ladrón a una
casa para robarla. Ella estaba de pie secándose el cabello.
-
Veo que te volviste a poner la misma ropa.
-
No toda. No empaque
más ropa porque no estaba segura si en el más allá tendría tiempo de cambiarme
por si veía a otra muerta con la misma ropa que yo.
-
Y eso para una mujer es como para morirse.
Ambos
nos reímos, aunque no entendía eso de “No Toda”, yo la veía con la mismas fachas.
Todo se veía igual hasta que vi mi cama, sobre ella se encontraba extendido
como una bandera nacional un sostén y una pantaleta. La miré a ella, luego a su
ropa interior, nuevamente a ella, otra vez a su ropa interior, a ella, su ropa.
-
Deja la estupidez.
Su
cara me dio tanto miedo que me contuve de volver a mirar su ropa interior.
-
¿Y ahora qué haremos?
-
Yo tengo que ir a clases – ella puso como una cara de
decepción -. Pero no iré porque me quedaré contigo. Eres la aventura que tanto
he buscado.
-
Muy bien – dijo con una sonrisa que la hacia ver hermosa -.
Tengamos una aventura.
-
No pensé que me lo dirías de esta manera, pero bueno. Antes
de empezar quiero decir que me gusta estar arriba, ya sabes…
-
¡Esa clase de aventura no, idiota pervertido!
Antes
de comenzar una aventura mal planeada pasamos por un supermercado para comprar
chucherías. Me alegra haber reunido dinero durante tres meses, porque esa chica
agarra tanta chuchería como si planeara viajar por tres días seguidos. Terminamos
de hacer las compras y ella ya estaba lista para la aventura, en cambio yo
estaba en el suelo llorando, en mi cartera solo quedaban tres billetes. Lo que
más me entristeció fue que comprara un mapa incluso cuando le dije que yo me
sabía la ciudad, la había recorrido muchas veces.
Ella
desplegó el mapa, lo miraba muy detalladamente y eso me asustaba. Mi papá una
vez me dijo “Hijo, cuando veas a una mujer muy concentrada en algo, tenlo por
seguro que pasarás trabajo”. Pero mis miedos se avivaron cuando ella me miró
con una sonrisa que las chicas solo deben hacer cuando están enamoradas.
-
Iremos al parque Bella Vista.
El
parque Bella Vista es lo que su nombre indica, se le llamo así cuando un
aventurero iba caminando, se detuvo en una colina para ver la vista y dijo que
lo que había visto fue bello. Y esa es la historia del nombre, ¿Qué esperaban,
creyeron que era una historia extraordinaria? Isaac Newton descubrió la
gravedad cuando una manzana le cayó en la cabeza, eso tampoco es una gran
historia, solo un tipo durmiendo bajo un árbol y que despertó sin hambre.
Volvamos a mi historia.
-
Piensas radicalmente y eso te hace estar completamente loca.
-
¿Algún problema?
-
No realmente. Solo que ese parque esta al otro lado de la
cuidad.
-
¿Y eso que? Tenemos un vehículo.
-
Si, tenemos un vehículo el cual funciona con la fuerza de mis
piernas. Si voy solo llegaría rápido, pero como ahora debo llevar un peso
extra, debo aplicar mas fuerza.
-
¿Me estas diciendo gorda?
-
Déjame decírtelo de una manera que entiendas – lleve mis
manos a mi cabeza y extendí los dedos índice como si fueran cuernos -.
Muuuuuuuuu.
-
Pues tú…tú… eres un bobo mal hablado amante del sufijo
“mente”. Radicalmente, extraordinariamente, completamente, realmente, mente,
mente, mente. Lee libros y aprende más adjetivos.
Ella
tenia razón, durante toda esta historia he usado el sufijo “mente” en varias
ocasiones, algunas creo que fueron innecesariamente, oh, con esa van 28 veces.
Terminada
nuestra pelea emprendimos el rumbo a nuestro destino. Pero antes haríamos tres
paradas, unos lugares que ella quería ver. Me hubiera gustado poder opinar ese
día, pero ella no me dejó. Mi mayor problema era que yo tenia razón, tuve que
hacer mucho esfuerzo pedaleando. Para evitar mayores complicaciones evite las
avenidas y sus vehículos a toda velocidad. Otro problema fue cuando yo frenaba,
sentía el cuerpo sin ropa interior en mi espalda, eso compensaba mi gran
esfuerzo.
Nuestra
primera parada fue en el viejo tren abandonado. Hace años en nuestra cuidad
funcionaban los trenes, pero hubo un accidente y dejaron de usarlos por un
tiempo hasta que llegó el momento en que los olvidaron. Solo un tren volvió a
la vida cuando a alguien se le ocurrió ubicarlo en un lugar donde sirviera como
atracción turística. El 80% de las personas que van a ese lugar son las
familias que quieren compartir un momento agradable; el 17% son esas personas
que van solo a tomarse fotos para alardear; y ese 3% restante son esas parejas
que van solo a besarse y escribir en algún lugar del tren “María y Juan se
amaran por siempre”, estoy seguro que las parejas que hacen eso solo duran unos
meses y luego terminan.
Nosotros
debemos ser ese 17%, porque no somos una familia y mucho menos una pareja, el
polo norte y el polo sur tienen más posibilidades de ser pareja que yo con esa
chica.
Ella
disfrutaba alegremente la primera parada del tour, yo andaba preocupado por mi
bicicleta, al guardia que le dejemos el cuidado de mi precioso tesoro tenía más
apariencia de delincuente que de guardia.
-
Este lugar es espectacular.
-
Si, genial. Pero seria mas espectacular que este tren
estuviera en movimiento, así sea dándole una vuelta tonta a la cuidad.
-
No pareces ser alguien que quiera una aventura, eres un poco
aburrido.
-
Yo no soy aburrido, todo esto es aburrido.
-
Tienes razón, no eres aburrido, eres un idiota que sueña con
idioteces.
-
Si, a veces pienso que mi sueño de tener una aventura es una
idiotez, pero luego recuerdo que hay personas que sueñan con la paz mundial.
Eso me ayuda a estar tranquilo.
No
podía considerar eso una aventura, solo estaba en un lugar aburrido el cual
tenia como único objetivo divertir a las familias y parejas.
Aunque
yo estaba aburrido, ella se veía feliz, ella si disfrutaba el lugar.
Después
de esa aburrida parada fuimos a la siguiente en la lista, el Jardín Colgante;
si, es una clara referencia a los jardines construidos en Babilonia. Debo
aclarar que lo que mayormente comparten es el nombre. El lugar era un parque
con muchas flores, arboles y arbustos muy bien decorados, su mantenimiento era
impecable, era tan cuidado que incluso podías ser multado por arrancar una
flor. Estaba planeado que se llamara el jardín del edén, pero alguien considero
que eso seria algo irrespetuoso, así que dejaron lo de jardín y le agregaron lo
de flotante porque se ubicaba en una de las partes alta de la cuidad. Que poco
imaginativo los nombres de los centros de atracción de esta ciudad.
Ese
lugar si me pareció más interesante, en especial cuando rodamos por la
colinita, eso me hizo sentir que era un niño otra vez. Incluso fue divertido
cuando fuimos a la pequeña laguna donde habitaban los patos. Ella les lanzo un
pedazo de pan, yo le dije que era muy amable de su parte visitar a su familia
para darle de comer. Fue un buen chiste, lo único malo fue que me dio un golpe
tan duro que sentí que una de mis costillas derechas paso al lado izquierdo.
Nos
fuimos a un lugar algo alejado de la vista humana para almorzar sin ser
regañados.
-
Este lugar es hermoso y divertido – dijo ella después de
tragar.
-
Tienes razón.
-
¡Wow! Tú también piensas que es divertido, yo pensaba que
eran cosas mías.
-
Tu sarcasmo es tan obvio que incluso los patos lo notaron.
-
Tus ideas de aventura son tan tontas que incluso los tres
chiflados piensan que eres un idiota.
-
¿Tienes algo en contra de ellas?
-
Si, son bobas. Eso que sueñas solo pasa en las películas.
Este es el mundo real, todo es aburrido, pero como leí en un libro muy hermoso
“Debemos disfrutar los pequeños momentos de la vida e inmortalizarlos
eternamente”.
-
El autor de ese libro es más idiota que yo al decir esa
frase. ¿Qué pasaba por su mente en ese momento? ¿Acaso lo había dejado una
novia y quería cortarse las venas?
Discutimos
un buen rato por eso.
Vimos
las flores por última vez y partimos a nuestra siguiente parada. En mi opinión,
al lugar que nos dirigíamos era el mejor de todos, el mirador al cielo (en
serio ¿que onda con estos nombres?). Se trata del edificio más alto de la
ciudad, pero eso no era todo, sino que su infraestructura era distinta a los
otros edificios. Mientras los otros edificios tenían forma cúbica, el mirador
al cielo tenía forma cilíndrica. Todo
era un círculo, las oficinas, las ventanas, las escaleras de caracol, creo que
ya entendieron. Pero lo mejor de todo estaba en la azotea, ahí podías ver toda
la ciudad, desde donde comienza hasta donde termina. Y como se trataba del
edificio más alto te sentías más cerca del cielo, de ahí su nombre tan poco
original. Pero para nuestra alegría, el lugar abría a las 3:00 pm, así que
tuvimos que esperar sentados en una banca hasta que abrieran.
Sacamos
un paquete de chocolates, muy caros, para comer mientras esperábamos.
-
¿Alguna vez has venido a este lugar? – pregunto, ella de la
nada.
-
Una vez. Cuando era niño. Vine con mis padres.
-
¿Fue divertido?
-
Si, excepto en la parte que le dije a mi papá que yo podía
volar. El fue quien voló cuando vio que me acercaba al barandal.
Ella
se rió tanto que se le salieron las lagrimas.
-
¿Entonces desde niño has tenido ese complejo de aventurero?
-
De niño era más imaginativo, soñaba con ser un superhéroe,
hacia cosas que otros niños no harían.
-
¿Y que decían tus padres?
-
Me llevaron a psicólogos pensando que había con problema
conmigo, pero nunca encontraron algo malo en mí, solo mucha imaginación. Con el
tiempo mis padres dejaron de preocuparse y se volvieron como los padres de las
caricaturas, no tienen ni la menor idea de lo que hacen sus hijos.
-
¿Eso te afecto en algo?
La
mire levantando las cejas, lo que la hizo reír.
-
Estaba tan concentrado cavando un hoyo en el patio de mi casa
para llegar a china que nunca le pare a la falta de atención de mis padres.
-
¿Entonces todos los días busca una aventura para no prestarle
atención a…?
-
Lo aburrida que es la vida.
Como
éramos los únicos esperando fuimos los primeros en entrar, se podría decir que
el lugar era solo para nosotros antes de que alguien más llegara. Yo pensaba
que íbamos a ir a la azotea inmediatamente, por eso fui directo al ascensor,
pero ella dijo que veríamos todo el lugar y que subiríamos por las escaleras de
caracol. Sonaba divertido, excepto por la parte de subir por las escaleras un
edificio de 30 pisos, me alegre de no haber botado las bolsas de la chuchería
porque las iba a necesitar para vomitar.
Cada
piso tenia sus detalles, no contaré cada uno porque me extendería mucho, solo
contaré los que más llamaron mi atención.
El
piso infantil, un lugar donde podías ir con tus hijos pequeños y dejarlos
jugando, me llamó la atención porque vi la piscina de pelotas y me hizo desear
ser un niño otra vez. El piso del arte, estaba dedicado a esas personas que
aspiraban a ser pintores, si tenias talento solo tenias que llevar tu pintura
la cual competiría con otras y las mejores serian exhibidas durante todo un
mes. El piso de la música, como éramos los primero ese piso estaba vació, este
piso es un poco parecido al de arte, si tenias talento tocando algún instrumento
solo ibas allí y podías lucirte con otros músicos, algunos se hicieron famosos
gracias a eso. Gran parte de los pisos era para ayudar a las personas con
talento: El piso del cine, de los libros, de los dibujos y otros más. Entendí
que no solo íbamos al mirador, era todo el edificio lo que fuimos a ver.
La
vista era sorprendente, podía ver toda la cuidad, incluso podía ver mi casa. Ir
a Bella Vista ya no tenia sentido, la vista desde el edifico no podía ser
superada. Cuando echamos un vistazo los dos dijimos al mismo tiempo “WooooooW”.
Pero ella decía que la otra era mejor, porque desde el edificio no se podía
apreciar adecuadamente la puesta de sol como en Bella Vista, es tan
espectacular que sentías que tenías el sol ceca de tu cara. Le dije que tenerlo
tan cerca podría derretir su cara, aunque si la derretía la haría verse mejor.
Eso sirvió para que mis hijos fueran maltratados.
Nos
quedamos en ese lugar apreciando la vista y esperando a que pasara el tiempo,
nos fuimos cuando el lugar se empezó a llenar de personas. Dimos unas vueltas
en la bicicleta antes de llegar a nuestro último lugar. Quería comprar unos
helados para pasar el rato augustamente, pero gaste lo que me quedaba de dinero
en las entradas del mirador al cielo.
Llegamos
al parque y duramos 10 minutos buscando esa colina que te permitía ver el ocaso
al estilo película. Nos sentamos y esperamos el momento maravilloso por el cual
fuimos a ese lugar. La vista de ese lugar también era genial, todo era tan
tranquilo, la brisa tan suave que sentías que te acariciaba, una grama que no picaba,
me gustaría describir más cosas, pero me las reservare para mí. El ocaso si fue
como ella lo describió, fue una de las cosas más hermosa que he visto en mi
vida.
Ella
se puso de pie para ver mejor la vista, se volteo con una sonrisa, ella parada
en frente del ocaso la hacia verse hermosa.
-
Me alegra haber venido contigo a este lugar.
-
Digo lo mismo.
-
Compartimos muy poco, pero siento como si hubiéramos vivido
una gran historia, una muy larga.
-
Yo siento que nuestra historia solo son 12 páginas en Word.
-
Gracias por regalarme este día tan especial, estoy muy feliz
de haberlo pasado contigo.
-
Estás un poco melosa, no hables así que me das miedo. Otro
día podemos hacer lo mismo. Nos reuni… - no termine de hablar porque me moví
rápidamente a ayudarla cuando vi que cayó al piso. La sostuve en mis manos preguntándole
que le pasaba. Ella no hablaba, solo sonreía mientras sus ojos se iban
cerrando. Grité por ayuda como loco.
Una
ambulancia nos llevó al hospital, fue internada de urgencias. Los padres de
ella llegaron media hora después, se les veía preocupados y angustiados. Su
padre me agarró por la camisa y decía que yo era el culpable, lo primero que le
dije fue “púdrete”, me culpaba de algo que yo no sabia. Su madre, una mujer
amable e idéntica a su hija, fue que me dijo que ella estaba enferma. Le dije
que no quería saber más para no entristecerme, pero en realidad lo hice porque
quería conservar ese aire de misterio que ella tenia. Mis padres también
llegaron al hospital, pensaron que algo me había sucedido.
Tres
días después me encontraba con mi mejor traje negro despidiendo a mi amiga
misteriosa. La razón por la que la encontré en un puente es porque sin importar
si se lanzara o no igual partiría de este mundo. Durante esos días previos a su
entierro analice sus palabras, no la salve de la muerte pero si le pude dar un
último día extraordinario. Esa chica si tomo literalmente el dicho “vive la
vida como si fuera tu ultimo día”. Me alegra saber que fui parte de ese ultimo
día, un día maravilloso, uno distinto a los demás, uno que te alegrara la vida
a pesar de todo lo malo que sucede.
Desde
que era niño el mundo siempre me pareció un lugar aburrido, siempre lo vi como
el parque de diversiones más aburrido del mundo. La vida consistía en lo mismo,
levantarse temprano para ir a la escuela, convivir con familiares y amigos, ir
a la universidad, graduarse, trabajar, ganar dinero, casarse, tener hijos,
mantener una familia, llegar a viejo y al final sentarse en una silla pensando
en lo aburrida que fue nuestra vida. Morir sin haber logrado algo que sea
recordado por los años, algo por lo cual estar en los libros de historias, simplemente
ser alguien más que pasó por esta vida.
Ese
siempre fue mi pensamiento, pero todo cambio cuando conocí a la chica del
puente. Ella me enseño que una gran aventura no es tan solo salvar a tu país de
un ataque terrorista, una invasión extraterrestre o zombie. Una aventura es cuando
estás presente en tu familia, compartiendo con ellos, ser un buen padre e hijo.
No es necesario ir a lugares paradisiacos para tener una aventura, puedes tener
una aventura en un lugar simple y hacer cosas extraordinarias en el. Una buena
aventura es cuando luchas por tus sueños hasta hacerlos realidad, y una vez en
la cima de tus sueños ver esa maravillosa vida que tienes al nunca darte por
vencido. Una gran aventura también puede ser cuando te olvidas de tus problemas
para ayudar a otra persona, hacerla feliz. Esos simples actos pueden ser una gran
aventura, hasta lo más simple se puede convertir en algo que valga la pena
vivirlo, escucharlo, verlo o sentirlo. El mundo sólo es eso, el mundo. Somos
nosotros quienes lo hacemos un lugar divertido o aburrido, un lugar donde valga
la vida o no. Pero para lograrlo solo debemos salir a buscar una aventura.